TRASTORNOS PSICOSOMÁTICOS: DEBILITAMIENTO DEL SISTEMA INMUNE

Existe una estrecha relación entre los fenómenos conductuales y los mecanismos nerviosos, endocrinos e inmunológicos.



El estrés puede alterar algunos parámetros específicos del funcionamiento inmunológico, resultando una alteración de índole inmunosupresiva. Por ello, es muy posible que aquellos trastornos que están en relación con la actividad del sistema inmune, como el cáncer, asma y las enfermedades infecciosas, puedan estar estrechamente relacionadas con el efecto perjudicial del estrés.



EL SISTEMA INMUNE


El sistema inmune es el complejo más importante que tiene el cuerpo para defenderse de las enfermedades adquiridas. Su misión es identificar y eliminar las sustancias extrañas que entran en contacto con el organismo. Algunas de estas sustancias son los antígenos, que incluyen virus, bacterias, parásitos y hongos.



El sistema inmune está compuesto por un conjunto de células que se originan en la médula ósea y luego se concentran en órganos específicos como el timo, los órganos linfáticos periféricos (como las amígdalas), el bazo y los ganglios linfáticos. Las células más importantes del sistema inmune se llaman leucocitos o glóbulos blancos. Hay 3 categorías de leucocitos:


- Granulocitos: son la primera línea de defensa contra los antígenos


- Monocitos/macrófagos: los monocitos son una célula poco madura que reside en la corriente sanguínea, y los macrófagos son células maduras que ya están en el tejido


- Linfocitos


Dentro de los linfocitos se encuentran los linfocitos B, que maduran en la médula ósea y segregan los anticuerpos que protegen contra las infecciones bacterianas, y los linfocitos T, que maduran en el timo y que dotan al cuerpo de la inmunidad celular contra virus, neoplasias y hongos





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